miércoles, 12 de octubre de 2011

Un para siempre es un si muy largo.


Y derepente él te sonríe. Esa sonrisa que creías que nunca más ibas a ver en alguien. Y ahí esta. Dientes perfectos con un brillo que es mas que eso. Ídilico. Te abraza y te mira con esos ojos. Esos preciosos ojos. Y encima te guiña uno de ellos. Solo quiere provocarte. Y que cojones. Lo consigue. Noche. Da igual que estemos a oscuras. Eres inconfundible. Eres como la luna en una noche de verano. Te quedas mirandola como hechizada por su luz. Con solo tener su mano en tu cadera ya eres feliz. Con solo verle sonreir ya te sientes eterna. Eterna como la noche que nos queda por vivir. Por beber. Por fumar. Y deseas que nunca salga el sol. Que esa noche dure para siempre. Que eso es mucho tiempo. Es un si muy largo. Es un si que no acaba. Y eso te encanta. En ese momento te encanta todo. Ese olor a tabaco rubio. Ese sabor a cocacola con los hielos derretidos. Ese verde de sus ojos. Ese para siempre que el te repite una y otra vez. Y otra. Y otra.

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